Albocàsser, el portal de bienvenida al Maestrat
A través de un portal las personas descubrimos nuevos mundos. Desde edificios, plazas o habitaciones hasta, por qué no, territorios enormes repletos de montañas, fuentes que emanan aguas de manantial, ermitas con siglos de antigüedad y pinturas rupestres únicas en el mundo. En el concreto caso del Alt Maestrat, Albocàsser es su portal de entrada. La localidad da la bienvenida e invita a explorar lugares que quedan siempre en el recuerdo bajo el imponente sello del paso de la historia, como nexo entre el Mediterráneo y el continente.
El legado que los antepasados de Albocàser han ido dejando alcanza los miles de años, hecho contrastado a partir de las pinturas rupestres localizadas en el Barranc de la Valltorta. La herencia de aquellos hombres y mujeres es ahora el exponente más perfecto que se conoce del Arte Rupestre Levantino, considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Se vislumbran figuras femeninas y escenas de caza con arqueros cuya movilidad y expresividad permiten estudiar el modo de vida que todas aquellas personas poseían. Pero por si fuera poco, el Abric de Centelles, situado en el Barranc de Sant Miquel bajo la cima de Els Povets, contiene en la cavidad más de 300 elementos sobre arqueros, mujeres, niños y animales. Obras referenciales en el mundo entero a solo unos minutos de Albocàsser.
En todo caso, si hablamos sobre monumentos de referencia social, histórica y cultural hay que mencionar el ermitorio de Sant Pau, construcción que data de mitad del siglo XVI aunque la afluencia de visitantes provocó la edificación de las dependencias anexas, que se concluyeron en el año 1748. Su interior contiene preciosos habitáculos decorados con grisallas sobre la vida de Sant Pau. Esta ermita es visitada casi diariamente debido a que en ella se emplaza la Oficina de Turismo de Albocàsser, pero también lo fue por el movimiento cátaro. En el medievo, la hospitalidad del pueblo de Albocàsser hacia los cátaros, movimiento religioso surgido en el sur de Francia a finales de la Edad Media que emigró hacia nuevas tierras mientras huía de la Santa Inquisición, sigue siendo uno de los capítulos más impresionantes en el libro de sucesos del municipio.
Si bien, por Albocàsser han cabalgado multitud de caballeros entre guerras y reconquistas. Joan de Brusca recibió la carta pobla a manos de Blasco de Alagón, caballero a las órdenes de Jaime I, en 1240, y pocos años después empezó a construirse la que hoy en día sigue estando en pie Ermita dels Sants Joans, en cuyo interior se encuentra el sepulcro casi milenario de Joan de Brusca. También pasaron por Albocàsser los caballeros templarios, los carlistas o la aviación alemana en la Guerra Civil con el experimento ‘Stuka’. Si lees el libro de Albocàsser, lees la historia de la humanidad.
Y entre tantas idas y venidas, Albocàsser se mantiene imperturbable ante el paso del tiempo. Sus campos de almendros floridos entre enero y febrero dejan estampas rojizas imposibles de olvidar, al igual que nadie puede olvidar la monumental fachada de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, que fue víctima de bombardeos alemanes. Albocàsser es un destino turístico donde no solo se aprecia el recorrido histórico que se puede hacer, sino también las oportunidades de ocio que te permiten realizar sus amplios y largos parajes.
Desde el Mas de Brusca hasta el Barranc de la Valltorta pasando por la Font de Na Tosca. Rutas que atraviesan el corazón del Alt Maestrat y desentrañan sus secretos más escondidos, como las ermitas de Sant Pere Màrtir (s. XV), de la Esperanza (s. XV) y de Sant Miquel (s. XV – XVIII).