Alt Maestrat, un paisaje florido de almendros

Caminar por las sendas y caminos del Alt Maestrat Human Land se ha convertido en una actividad de ocio o deportiva para miles de personas, que no dudan en disfrutar de los parajes naturales de una tierra frondosa y con variedad de flora y fauna. Sin embargo, con un solo vistazo general se puede apreciar qué árbol es el que más abunda entre bancales y tierras trabajadas: el almendro. La cosecha y recolección de almendras es una de las actividades económicas más extendidas en todo el territorio del Alt Maestrat, donde la magnífica situación territorial impide el contraste de temperaturas que afecta decisivamente el cultivo de este árbol frutal. Tanto en Catí, Ares, Benassal o Culla se trabajan diariamente los terrenos dedicados a la almendra, pero la localidad de Albocàsser destaca por poseer más tierras destinadas a este fin. De hecho, en este pueblo se celebra cada año la ‘Fira de l’Ametla’, en reconocimiento a la notable incidencia que este fruto tiene sobre la economía y gastronomía de vecinos y vecinas.

La almendra es un fruto seco que destaca por su sabor dulce y la facilidad para moldearse, algo muy útil que le permite decorar multitud de recetas. Su tacto suave contraste con su dura y áspera cubierta, pero sus cualidades gastronómicas en boca del consumidor la convierten en un bien muy preciado para cualquier cocina. De hecho, los habitantes del Alt Maestrat Human Land tienen en su repertorio culinario multitud de recetas tradicionales. Funciona como aperitivos (almendras tostadas y garrapiñadas), postres (flanes de almendra), pastelería (coca con almendra), repostería (turrones y mazapanes), condimento de guisos (garbanzos, zarzuelas de pescado, albóndigas…) o aderezo de ensaladas o platos fríos.

Sus posibilidades de consumo se relacionan también con el hecho de que cada familia en el Alt Maestrat tiene una porción de terreno dedicada a su cuidado. Como herencia familiar, en una zona donde la agricultura ha sido y sigue siendo una vía económica respetada, labrar las tierras significa seguir con el legado que las generaciones anteriores han trabajado y que las venideras tendrán la oportunidad de hacerlo. Es por ello que cada casa de Alt Maestrat Human Land tiene a su alcance un puñado de almendras con las que comer y hacer feliz a su paladar cotidianamente. Los almendros forman parte del Alt Maestrat tanto como puede hacerlo la Mola del Castell de Ares, la ermita dels Sants Joans de Albocàsser o la Llotja de la Casa de la Vila de Catí. El legado perdura todavía hoy en día con el cultivo de diferentes clases de almendra, como la Marcona, la más extendida por los lares del Alt Maestrat Human Land. Sin embargo, las clases abundan y aproximadamente treinta tipos de semillas se cultivan.

Es el cultivo estrella, el producto más codiciado. Tan bueno es su sabor como bonita es la estampa de un almendro floreciendo, con sus flores blancas y rosas ondeando con la brisa de los parajes del territorio. Hacia finales de invierno empieza esta temporada, época decisiva para que, a finales de verano, la cosecha sea provechosa. De hecho, detrás de cada kilo cosechado hay horas de sacrificio y amor por parte de cada agricultor, que dedica sus esfuerzos al buen estado de cada árbol frutal. Desde podar las ramas y pulverizar contra enfermedades hasta preparar la maquinaria de recogida. Todo en aras de tener la mejor almendra del mundo, con su mejor sabor y textura.