La avellana, el fruto más preciado de Benassal

Entre las hermosas y sorprendentes cualidades que atesora Benassal no solo está su formidable agua de la Font d’En Segures, el edificio de la Mola o sus serpenteantes calles donde las casas señoriales atrapan la atención de los transeúntes. Una de las peculiaridades que le aporta carácter único al pueblo y lo distingue de cualquier otro es el cultivo de avellanas, fruto seco de intenso sabor y color que se recolecta en apenas unos segmentos territoriales muy específicos. Pues Benassal, bajo el perfecto clima del Alt Maestrat, es uno de esos lugares propicios para que los avellanos crezcan y produzcan su fruto.

A pesar de que los campos de Benassal están cubiertos por el espeso ramaje de los avellanos, la implantación de su cultivo en la localidad es bastante reciente. Hace aproximadamente 60 años, la economía del pueblo era fundamentalmente agrícola y basada en la vid, el cereal y la patata, y en menor medida en olivos y almendros. De forma masiva, vecinos y vecinas de Benassal empiezan a cambiar de producción en sus bancales y parcelas, por lo que incluso la Cooperativa Agrícola Benasalense debió abrir en 1969 una sección dedicada a la avellana que recogía la cosecha de cada socio. Toda la carga almacenada en Benassal se vendía posteriormente a la Unió Agraria Cooperativa de Reus, en una relación comercial que sigue vigente funcionando a pleno rendimiento.

La principal característica de la avellana es su potente y dulce sabor acompañado por su suave textura, opuesta a la cáscara dura y leñosa que la cubre. En Benassal su uso se ha ido extendiendo con el paso de los años y ya se utiliza en pastelería con mousse o brownies que casan perfectamente con chocolate; repostería, con coca de avellana o turrones ya tradicionales en la localidad; en guisos como croquetas rebozadas con avellana o bolitas de queso y avellana; o como salsas para diferentes tipos de carne y pescado. Son solo algunos ejemplos de la gran oferta gastronómica existente en la hostelería de la localidad. De hecho, cada octubre se celebra el ‘Mes de l’Avellana’ en Benassal, una iniciativa gastronómica que visibiliza la importancia de este fruto para el desarrollo económico y social de la localidad, y que también promociona platos tradicionales y modernos ideados en bares y restaurantes locales.

Aparte de la amplia gama de posibilidades culinarias que posee y sensaciones gustativas que despierta en el paladar, el avellano también es árbol de vida. Es un árbol trufero. El cuidado de estos árboles permite crecer a las trufas que están bajo su cobijo, una oportunidad de oro por la alta demanda de este producto de intenso y fuerte gusto. Benassal concentra una pequeña parte de la producción nacional de avellanas, muy lejos de la suma total que aportan las tierras de la provincia de Tarragona. A pesar de ello, la implicación de este fruto seco en la vida del vecindario crece día tras día, y no precisamente con más tierras cultivadas, sino con un incremento de recetas en las que la avellana aporta sus cualidades. Benassal es una de las pocas zonas donde la avellana se cultiva, un tesoro de color canela que cambió la vida para siempre de los vecinos y las vecinas de este pueblo del Alt Maestrat.