Entre el agua, la naturaleza y el patrimonio arquitectónico vive Benassal
La mejor agua del mundo es de Benassal. Es el veredicto que se tomó en la última edición de los premios Superior Taste Award que reúne a 200 de los mejores sumillers del mundo. Entre todas las aguas, con sus características y virtudes, destaca la de la Font d’En Segures de esta localidad del Alt Maestrat, cuya riqueza natural y medioambiental es patente con distinciones de tan alto calibre, pero que no son las únicas evidencias de que Benassal y el Alt Maestrat se distinguen, entre otras muchas razones, por sus extraordinarias condiciones naturales.
Con la mejora de las comunicaciones y el progresivo desarrollo de la civilización, Benassal ha ido creciendo en notoriedad gracias a sus aguas medicinales y terapéuticas. Si bien, que sus aguas eran diferentes a las otras ya se comentaba en el siglo XVI, y es en el XIX cuando la repercusión sube decididamente. En 1828 se declaró como bien de utilidad pública por sus conocidas peculiaridades, y poco a poco, incluyendo el siglo XX, se fue construyendo todo el complejo de balneario Font d’En Segures que en la actualidad se puede disfrutar. Sin embargo, en Benassal no solo existe este genial atributo natural. Los parajes que se pueden disfrutar en Benassal hacen de la localidad un lugar perfecto para excursiones, viajes de descanso y visitas a puntos patrimoniales por donde vivieron y cabalgaron caballeros aragoneses de Jaime I, templarios, carlistas o maquis.
Muy cerca de la fuente se encuentra el Paraje Natural Municipal ‘El Rivet’, compuesto principalmente por robles y carrascas y desde donde se pueden apreciar ampliamente el paisaje del Alt Maestrat. Todas sus ramblas, barrancos y montes cubiertos por la espesa capa verde característica. Es un lugar donde reina la tranquilidad, con murmullos de pájaros y hojas mecidas por el viento, parecido a la estampa que deja caminar hasta llegar a la Escuela de Canto, un antiguo colegio que con los años se ha erigido como símbolo de la cultura en la localidad.
Sin embargo, si alguna construcción se concibe como el centro cultural de Benassal esa es la Mola. Ahora, tras ser restaurada completamente, acoge el Museo Arqueológico del Maestrat. Un edificio en el que destaca su galería porticada con tres actos, lugar perfecto para acoger charlas, exposiciones y variedad de jornadas culturales. El enclave podría parecer un decorado de cualquier película histórica, pero es tan real como bonito es el Arc de la Mola, uno de los portales de acceso construidos en época cristiana, en el siglo XIII. Dicho arco es la puerta de entrada al Benassal más antiguo y fantástico, un casco antiguo llamado ‘Els carrerons’ por su trazado medieval de calles estrechas con casas de piedra en cada margen.
Benassal mantiene la esencia de su historia también en la Oficina de Turismo, donde se expone un homenaje al que fuera maestro de la localidad, Carles Salvador, afamado poeta y lingüista valenciano; y exposiciones temporales como la dedicada a la avellana, el fruto seco que más recolecta Benassal. Es una localidad que no pierde de vista sus orígenes. La Torre de la Presó, construida en el siglo XIV por los Maestros de la Orden de Montesa que, antes de convertirse en prisión, fue torre de defensa en la muralla del pueblo, ahora, contiene en su interior una exposición sobre los bombardeos que el experimento ‘Stuka’ realizó sobre Benassal en 1938. Un capítulo oscuro en la memoria de la localidad que se dignifica.
Se camine por donde se camine, el patrimonio arquitectónico de Benassal impresiona. Principalmente, si uno pasa por delante de la iglesia de la Asunción y se fija en su pórtico barroco del 1677. El templo data de finales del siglo XVII, aunque fue ampliada en el XVIII. Durante la guerra civil, las bombas nazis destruyeron gran parte de la construcción. Benassal es mundialmente conocida por su fabulosa agua, pero detrás de la alargada sombra de esta distinción se esconde un paraíso medioambiental y patrimonial que resume los capítulos más singulares de la historia más reciente.